Optimizando la Estructura Financiera: ¿Más deuda es siempre mejor?

Optimizando la Estructura Financiera: ¿Más deuda es siempre mejor?

¿Cuántas veces hemos escuchado que «endeudarse» puede ser la clave para potenciar el valor de nuestra empresa? Pero cuidado: la mezcla óptima de deuda y capital no es tan sencilla como parece. En la práctica, se trata de una delicada balanza entre rentabilidad y riesgo, donde la herramienta clave es el coste promedio ponderado del capital (WACC).

Trabajando con un cliente que enfrentaba decisiones clave sobre su estructura financiera, analizamos cómo encontrar esa mezcla ideal, enfocándonos en la metodología del coste del capital. Este método implica evaluar cómo diferentes niveles de deuda afectan el coste total de financiación, considerando tres elementos cruciales:

  • Coste de la deuda: Inicialmente más barato que el capital propio y atractivo por sus efectos positivos fiscales, pero ¡cuidado! Aumentar demasiado la deuda incrementa el riesgo de incumplimiento, reduce nuestra calificación crediticia, y por ende, encarece significativamente los futuros préstamos.
  • Coste del capital propio: Cuanta más deuda asumamos, mayor será el riesgo percibido por nuestros accionistas, aumentando la volatilidad (beta apalancada) y exigiendo una mayor rentabilidad para compensar ese riesgo adicional. 
  • Ingresos operativos estables: Empresas con ingresos predecibles pueden tolerar mayores niveles de deuda, pero aquellas con flujos más volátiles deben ser mucho más cautelosas.

Además, existen diferentes enfoques alternativos para determinar esta estructura financiera óptima, como el Valor Presente Ajustado (APV), el análisis por grupos similares y el enfoque del ciclo de vida de la empresa. Estos métodos aportan distintas perspectivas estratégicas y pueden ofrecer resultados complementarios según el contexto particular de cada organización.

Este análisis pone de relieve la importancia estratégica de evitar decisiones basadas únicamente en tendencias del sector (me-too-ism) o en métodos simplificados como el rendimiento por dividendo. Para determinar la estructura óptima, es clave considerar múltiples escenarios y no perder de vista el largo plazo.

Finalmente, analizamos la recapitalización, una estrategia mediante la cual las empresas incrementan su deuda para recomprar acciones propias. En este proceso, el principal generador de valor suele ser el beneficio fiscal obtenido por el endeudamiento adicional, más que mejoras operativas directas. Por ello, resulta crucial determinar con precisión el precio adecuado de recompra, evitando así desequilibrios en la distribución del valor entre los accionistas.

Conclusión estratégica: Gestionar el equilibrio deuda-capital es una tarea compleja pero crucial para maximizar valor y minimizar riesgos. Es clave adoptar una visión integral que evalúe continuamente el impacto en nuestra estructura financiera y en el valor accionarial.

Jesús Pombo Lanza, economista forense, valorador de empresas y consultor en reestructuración financiera y transformación digital.

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